Joan Olmos
Enginyer de Camins. Professor d'Urbanisme. Universitat Politècnica de València
A finales de los años setenta, cuando se empezaba a debatir el futuro parque urbano del Turia, y el curso natural del río ya había sido alejado de la ciudad, apenas se tuvo en cuenta la posibilidad de mantener el carácter fluvial del viejo cauce. Finalmente, el llamado Jardín del Turia comenzó a ejecutarse para albergar una serie de equipamientos lúdicos y culturales.
Hoy puede parecer un contrasentido, a primera vista, pedir que el Turia vuelva a circular por la ciudad de Valencia, dado el nivel de consolidación del citado parque, si además, tanto los caudales del río como los de su hermano mayor, el Júcar, vienen menguando en relación con las crecientes demandas.
Resulta un tanto sorprendente que en un país tan dado a debatir sobre infraestructuras (no ha habido otro debate más obsesivo en las tres últimas décadas) la cuestión del Turia y su desvío haya dado tan poco juego. Toda la polvareda que levantó la discusión sobre el uso futuro del cauce desafectado no se ha traducido posteriormente en una revisión de los resultados obtenidos. Tan solo recuerdo la celebración, en 1991, de unas jornadas organizadas por el Colegio de Caminos a instancias mías (“Treinta años del Plan Sur de Valencia”) en las que algunos de los históricos protagonistas del citado plan compartieron mesa y debate con profesores universitarios y técnicos más jóvenes.
De aquellas sesiones pudo quedar la sensación de que hoy sería difícil asumir, sin más, la solución adoptada entonces, la de desviar el río hacia Pinedo, suprimiendo la función fluvial del cauce histórico. Algunos autores han expresado recientemente esa misma idea, a propósito del aniversario de la riada de octubre (1957-2007). Aquella decisión, muy condicionada por la presión psicológica y política del momento, no solo privó a la ciudad de su río, sino que generó una brecha en el Sur que acabó trastocando la estructura del área de Valencia, llevándose por delante unas cuantas hectáreas de huerta productiva. Digamos, de paso, que el puerto sacó provecho, al alejar a su histórico rival de la zona de conflicto.
Hemos avanzado desde entonces en tecnología, pero también en la valoración de nuestro patrimonio cultural y natural, a pesar de las estridencias oficiales proclamadas sobre “el agua del río que se pierde en el mar” o en estos últimos días, denunciando la oportunidad perdida de trasvasar riadas del Ebro.
Hace cincuenta años, al margen de los excesos dramáticos, el Turia transcurría plácidamente por la ciudad de Valencia, una vez sangrados sus recursos por esa red de acequias que sabiamente construyeron nuestros antepasados. Acequias que crearon la huerta que dio sentido y vida a la ciudad.
La pretendida recuperación actual del carácter fluvial para el Jardín del Turia no responde a razones de tipo sentimental, ya de por sí respetables, sino a la necesidad de corregir una anomalía histórica. Se trataría de reconciliar la ciudad con el río que le dio vida, ambiente y recursos naturales para sobrevivir. La artificialización del medio ambiente urbano debería llevarnos a reconvertir la estrategia del crecimiento en sentido contrario al que ha tomado en las dos últimas décadas: reintegrando la naturaleza en la ciudad, respetando la huerta, las playas y el río.
El jardín del Turia fue una importante conquista de la ciudadanía, aunque hoy se contempla críticamente un cierto batiburrillo en su composición formal y en su funcionamiento. En su extremo de poniente, el Parque de Cabecera mantiene el agua, si bien subterránea, y en su contacto con el mar, los proyectos urbanos que se adivinan recuperan su perdida identidad fluvial (“delta” en el lenguaje de algunos de los ganadores del reciente concurso para ordenar el tramo final Grau-puerto). Todavía hoy, puente de Astilleros, el río se resiste a desaparecer, inmerso en una vergonzosa cloaca, clamoroso contraste con el glamour del vecino parque de las Artes y las Ciencias.
¿Y en medio?... el agua estancada en los bajos de algún puente, la piscina del Palau de la Música y un amago de curso de agua en el entorno del complejo Calatrava… ¿Y en los bordes?... pues la autopista que no se construyó en el lecho, y que le resta tanta calidad ambiental al conjunto del parque.
Razones históricas de peso, que incluyen argumentos ambientales y paisajísticos de máxima vigencia, están en la base del risorgimento de la idea de recuperar el río en Valencia. No como metáfora artificial para la tematización del pasado, sino como una oportunidad para devolver a esta ciudad una parte del esplendor perdido.
De dónde sacar de nuevo el agua y cómo reconstruir el genuino río Turia en su cauce histórico, canalizando las riadas por el nuevo, son cuestiones que a buen seguro resolverán los expertos. De cómo integrar esa corriente de vida en un parque de gran afluencia ciudadana, se ocuparán los emergentes profesionales del paisajismo.
Ahora se trata de convertir el 50 aniversario de la trágica riada de 1957 en una ocasión para el debate y, en su caso, la rectificación; debate que tendrá lugar el próximo miércoles día 18 en el Colegio de Arquitectos de Valencia en una jornada cuyo programa se puede consultar en nuestra web.
(*El río que nos lleva, obra literaria de José Luis Sampedro trasladada al cine por Antonio del Real, habla también de la memoria de un río y unos paisajes, en el Alto Tajo, perdidos en la última maderada –la de los gancheros- a mediados de los años 40. Actividad, por cierto, también presente en la historia de nuestro Turia)
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| Bueno el artículo.Conozco bien la obra e inclusive el inicio del trasvase Júcar-Turia.Sim embargo es fácil sacar conclusiones con los diarios del lunes en la mano...Había que estar en Valencia después de aquél desastre de riada que se llevó vidas y hacienda.Concuerdo con el Civil que huebiera sido más adecuado utilizar un aliviador temporal en el caso de riadas, usando el nuevo cauce Sur. Dejar el río por su caude natural, tal como lo encontró el señor Décimo Junio.Pero reitero es fácil opinar ahora.Dar gracias a Dios de la honestidad en aquellos tiempos porque si se hubiera realizado actualmente sería otro caso de Tribunales y corruptela.Dios guarde y ayude a conservar las 2000 hectáreas que quedan de huerta. | |
| Enviat el 2-8-2015 a les 11.27 h | |
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