Emèrit Bono
Catedrático de Política Económica
El sistema de producción-consumo de la economía valenciana generaba a finales de los noventa 10,3 millones de toneladas de residuos de todo tipo. Si añadimos los 14 miles de metros cúbicos de alpechines y alperujos, y los 2 miles de metros cúbicos de residuos de media y baja actividad de la central nuclear de Cofrentes, tenemos completa la cuantía de desechos producidos en la Comunidad Valenciana. Ello suponía que por cada unidad de PIB que se producía en 1999 se generaban 0,0019 kilos de desechos a precios constantes y 0,0010 kilos a precios corrientes.
De aquella cuantía global de residuos, su distribución era la siguiente: el 37,6% de inertes procedentes, sobre todo, de la actividad constructiva; el 24 % de la actividad ganadera, en concreto purines de las granjas porcinas y gallináceas ,de las avícolas; el 20% son residuos sólidos urbanos; un 13,5% corresponde a desechos industriales (o sea 1,4 millones de residuos industriales, de los cuales el 12,9 % son los específicamente peligrosos). Del resto de desechos, hasta completar los 10,3 millones de toneladas proceden de los hospitales y de la actividad de Cofrentes (364 toneladas que se almacenan allí mismo).
Si utilizamos algunos indicadores para comparar la Comunidad Valenciana con la Unión Europea y Estados Unidos, obtenemos una información matizada-comparativa de los datos antes mencionados. Por ejemplo, tomando como números índice la UE para el periodo 1995-96 en base 100 tenemos los siguientes: Que la densidad de los purines porcinos era de 18 Tm /km2 en EE.UU y de 134 Tm/km2 en la C.V; la densidad de los residuos peligrosos es de 257 kg/km2 para EE.UU, y de 88kg/km2 para la C.V; el nivel de generación de residuos sólidos urbanos en EE.UU. por persona era 157kg, coincidiendo la C.V. con la media europea de 100. Por el contrario la densidad de los residuos sólidos urbanos era de 38Tm/km2 en EE.UU. y de 149 Tm/Km2 en la C.V.
En otras palabras, la presión autrófica de los residuos sólidos urbanos es superior a la media europea y estadounidense.
Parece evidente, que en estos indicadores la componente espacial y de nivel de desarrollo industrial explica las diferencias advertidas entre EE.UU. la U.E y la C.V. Pero también pone de manifiesto un hecho que conviene subrayar: Cuanto menor espacio, mayor preocupación se ha de tener por la ubicación y gestión por los desechos que se generan en dicho lugar. Máxime si, al mismo tiempo, coinciden que en ese lugar está situado en la cuenca mediterránea, un ecosistema de especial fragilidad y escasa ventilación .Así, mientras Inglaterra renueva su aire atmosférico dos o tres veces al día la C.V. lo hace cada cuatro o cinco días.
Precisemos algo más los residuos sólidos urbanos dado que constituyen una preocupación muy sentida por la ciudadanía. Y no es para menos, pues, dichos desechos si no se controla y tratan correctamente, provocan toda una serie de efectos negativos sobre la salud (emisión de dioxinas que es un gas tóxico), emisión de metano de efecto invernadero (por la combustión del material orgánico) y lixiviados que pueden penetrar en las capas freáticas contaminando las aguas subterráneas.
La composición de los 2.04 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos es del tenor siguiente: el 46.7% lo constituye la materia orgánica, le sigue el papel-cartón con un 17.5% continua el plástico (un 9.1%), el vidrio (8.8%), y una serie de metales férricos y no férricos (4.1%), así como un conglomerado diverso de otros (gomas, pilas, caucho-madera, etc.). La participación geográfica de todos estos residuos sigue ,como es obvio, las pautas de la ubicación geográfica de la población de tal modo que, las comarcas del litoral generaban el 77% del total de desechos y las del interior el 23% restante.
Si observamos el tratamiento recibido por esta ingente cantidad de residuos urbanos en el año 1999 tenemos lo siguiente: Que sólo alrededor del 18% de los vertidos estaban controlados y recibían un cierto tratamiento, un 49.1% se consideraba controlado, si bien en condiciones inadecuadas, estando el 32.1% del resto de vertidos
absolutamente incontrolados. O sea, no llega ni a una quinta parte de los desechos producidos, los que tienen un tratamiento y control relativamente completo, si bien todavía no ajustado a lo marcado por Direc Europea de 1999/ 31/CE.
Por otro lado, si observamos los materiales no orgánicos obtenidos mediante procedimiento de recogida selectiva, la entrega de en puntos limpios y la separación en plantas de compostaje, para su ulterior recuperación, obtenemos la siguiente información para el año 1998: 41.089 Tm de vidrio, 33.419 Tm de papel cartón y 11.094 Tm de envases de acero. En el caso del vidrio y del papel-cartón suponían algo menos del 25% y del 10%, respectivamente, de las cantidades existentes de estos materiales, según estimaciones realizadas sobre las basuras valencianas. Si a ello añadimos que, entre 1993 a 1998, la recuperación del vidrio se duplicó, así como el del papel-cartón (para 1995-98), podemos deducir el formidable crecimiento del componente no orgánico de los desechos valencianos, fenómeno nada extraño pues va unido al nivel de crecimiento económico de una economía madura. Por ejemplo, EE.UU de los más de 10 Kg de desechos urbanos por cápita que se generan diariamente el componente no-orgánico constituye el 60%-70% del mismo.
¿ Que hacer ? ¿Serán suficientes las diversas leyes que se han promulgado tanto a nivel comunitario (Direct. 1999/31/CE) como estatal (Plan de residuos urbanos de enero de 2000 y RD 1481/2001) o de la propia Comunidad Valenciana (Ley de residuos 20/2000 de la C.V.y Plan Integral de residuos de 1997 y los Planes Zonales posteriores que los desarrollan)?.
De cualquier modo es un punto de partida. Me propongo desarrollar en otros artículos algunos criterios que a mi parecer pueden ser útiles para enjuiciar, completar, cambiar y desarrollar aquellas leyes.
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