Maota Soldevilla
Profesora de la Escuela de Artes y Oficios
El pasado 10 de Junio se inauguró en Valencia la I Bienal de las Artes. Un ambicioso encuentro artístico, que nos va a permitir conocer la obra de muchos de los artistas emergentes del panorama del arte actual.
Lógicamente parecería normal que las personas interesadas en el tema estuvieran satisfechas y expectantes ante el acontecimiento. Pero la realidad es que esto no es así, por lo menos en una parte de ellas, en la cual me incluyo.
En principio, no es una novedad el que las ferias, bienales y documentas de arte contemporáneo se hayan convertido en un escaparate del mercado económico que lo sustenta. Cosa lógica en un sistema donde hasta las necesidades más básicas, como el derecho a la vivienda, la sanidad y la educación, llevan también el camino de sujetarse a las leyes de la oferta y la demanda
Tampoco es original que el acontecimiento artístico, sea instrumentalizado por los políticos: piénsese en este caso que, curiosamente, la II Bienal coincidirá con las próximas elecciones y los políticos podrán lucir de nuevo su condición de mecenas del artista, uno de sus adornos predilectos desde la antigüedad.
Por lo tanto, y dado que nos encontramos dentro de la norma que ha impuesto la decadencia de la cultura actual, lo más sensato sería relajarse y disfrutar.
Pero la coincidencia en el tiempo de este fastuoso espectáculo y la cuarta edición de 'Cabanyal Portes Obertes', hace muy difícil la impasibilidad y nos obliga a denunciar que aún somos conscientes de las diferencias que existen entre el arte público -el que reclamamos para el siglo XXI- y el arte pagado con los dineros públicos , cuyo ejemplo más próximo sería la Bienal recientemente inaugurada.
Esta coincidencia en el tiempo deja impúdicamente al desnudo la perversidad en la que se mueven las instituciones culturales de las sociedades liberales actuales. Por un lado, permiten en espacios acotados y a ciertos artistas encumbrados por la crítica y el mercado, la posibilidad de manifestar sus opiniones y por otro censuran manifestaciones relacionadas con su entorno más próximo: los problemas de su ciudad.
Como es sabido, una característica de los movimientos ciudadanos que se desarrollan en Valencia, es la utilización de lenguajes creativos para sus acciones reivindicativas. Recordemos que hace apenas 15 días, cuando se aprobó el Plan de destrucción del Barrio del Cabanyal, a la plataforma se le negó la posibilidad de volar un globo manifestando su oposición al proyecto.
La cuarta edición de 'Cabanyal Portes Obertes' que tiene lugar en el barrio entre el 25 de Mayo y el 17 de Junio, es un encuentro de Arte Público que se hace realidad gracias al esfuerzo de los vecinos. Ellos son los que se encargan de organizar una muestra donde intervienen de manera solidaria más de 300 artistas. En esta peculiar muestra de Arte Público se abren 25 casas durante cuatro fines de semana, en los cuales sus habitantes comparten su intimidad y roban horas al descanso. Mientras, teatro, danza, videos, música y performances se suceden en el espacio público, en las calles del barrio. La organización de todo ello implica, como es fácil de deducir, un considerable esfuerzo. Pero debido a ese esfuerzo solidario, en el Cabanyal se desarrolla una auténtica SITUACIóN, colectiva, estética y creativa, que sorprendería al propio Debord.
La referencia al situacionismo es necesaria, ya que en el Cabanyal, un barrio eminentemente popular, un problema urbano ha generado un caudal de experiencias enriquecedoras. En el Cabanyal vecinos y artistas han sido capaces de crear una infraestructura cultural que beneficia a los dos colectivos, produciéndose el binomio Arte-Vida que reubica al creador en un contexto alejado del autismo imperante y en el que se rompen los sólidos muros de esa burbuja de cristal, en la que habita la experiencia del artista alienado.
SITUACIóN para los vecinos y para los artistas que intensifican sus experiencias y sus relaciones por la defensa de su patrimonio, de una manera especifica de vivir y también de entender la ciudad.
SITUACIóN en la que se rememora el origen y el significado de la praxis artística como protección, como defensa mágica que propiciaba y protegía los intereses de la colectividad.
En el otro platillo de la balanza, maximalismo, vacuidad, y la manifestación ostentosa del palurdo jactancioso que vocifera sus fines: conseguir a golpe de talonario, fabricar el gran 'masclet' de 800 impactos, en este caso no sonoros sino mediáticos. En el otro platillo, la Bienal creada para mayor pompa y honor de la clase política que instrumentalizando el arte, neutraliza cualquier contenido crítico y esteriliza la cultura.
No obstante, siempre nos queda la posibilidad de percibir las segundas intenciones, escritas en letra pequeña, de los artistas: estaremos atentos a los posibles goles que los artistas participantes puedan meter al poder político que los utiliza. Goleadores famosos, son ya en esta ciudad, con respecto al tema del Cabanyal, Dario Fo, Oriol Bohigas, o José Luis Sampedro. Todos ellos, desde distintos escenarios institucionales, no han dudado en manifestar la barbaridad de la pretensión política del partido Popular en Valencia: destruir su fachada histórica al mar, destruir el Canbayal.
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